Mi Jodido Baño


Aguardo dentro del enrejado y noto que el tanque que esta justo al frente rebosa de agua, es la señal, tendremos 15 minutos para almacenar, voy corriendo a mi celda, presiono el botón de la ducha y aprovecho 5 minutos para que el agua caiga en mi cabeza, hoy me daré el lujo de bañarme directamente del chorro.
 
Es así, dentro de esta cárcel el baño es un lujo, el agua es preciada, tan preciada como la libertad que hoy no existe, bañarme o pensar implica riesgos y sacrificios.
 
Si me baño directamente de la ducha, perderé tiempo preciado, necesario para poder llenar un tobo, y con este limpiar mi celda, lavar mi ropa, llenar algunos envases de litro para bajar la temperatura de mi cuerpo en las noches, y por supuesto guardar unas reservas para echarle al hueco que me han asignado como poceta.
 
Si pienso, si pienso mi mente dibujara libertad, recordare que afuera de estas rejas hay un mundo, hay montañas con alpinistas, playas con sufistas, discotecas con mi amigos, en alguna esquina un grupo de jóvenes conversando, otros tantos en sus mesas, en el aire unos en aviones y otros de paracaidistas, libertad, libertad que me ha sido arrebatada.
 
Los 5 minutos pasan lento, no solo me estoy arriesgando a perder la oportunidad de llenar el tobo, me estoy atreviendo a pensar, y no pienso solo en los relatos del libro que me acompaña en mi celda (Porcia la Esposa de Bruto), estoy pensando en escapar, pero unas cuantas puertas, rejas, paredes y alambrados, limitan mis pensamientos y los convierten en una fantasía difícil de concretar.
 
Mis pensamientos terminan, los tengo que terminar, el agua se acabara y aún tengo que cumplir con otras necesidades antes de volver a la ducha,  allí esta el jodido hueco, retrete le llaman algunos para darle un nombre de lujo, estos infelices no solo me detienen por pensar distinto, si no me han enviado a este hueco a defecar como un perro, me tengo que poner de cunclillas y estar sumamente alerta, las ratas del tamaño de un gato a veces se asoman por el orificio y no seria agradable recibir una mordida, le recuerdo la madre unas cuantas veces a los responsables de mi permanencia en este lugar, y añoro mi trono, mi poceta, esa en la que me podía sentar.
 
…en estos instantes de pensamientos limitados,  me centro en entender las pruebas, a las cuales somos sometidos para endurecer nuestro espíritu y por ende nuestro ser, las humillaciones del destino, son los obstáculos que Dios nos pone antes de engrandecernos…
 
Este baño, cuanto me freno en maldecirlo, no tiene paredes internas, no tiene puerta y es parte de un solo reducto de 2 x 2 metros, esta la ducha, esta el hueco, un banquillo de concreto y una dura litera, duermo, leo, defeco y me baño en el mismo sitio, pero este será mi sitio y lo mas acertado es esforzarme para una rápida adaptación, donde no priven los pensamientos y reine la rutina.
 
Este es mi baño, esta es mi celda, esto es lo que me han asignado como hogar.
 
Julio César Rivas
 

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