Venezuela Marginal

(Opinión)

 Cuando usamos el término marginal en Venezuela, la gente suele sentirse ofendida, es como si esto se tratara de una ofensa. Por definición, marginal es cuando algo o alguien está en el margen. Hoy, sin embargo, lo aplicaremos como lo hace la RAE en uno de sus numerales cuando revisamos esta palabra, "Dicho de una persona o grupo: Que vive o actúa, de modo voluntario o forzoso, fuera de las normas sociales comúnmente admitidas".

Cuando ingresé a la organización política a la cual pertenezco, Proyecto Venezuela, me llamó la atención que entre sus tres objetivos políticos fundamentales se encontraba la desmarginalización. Esta propuesta no es ofrecida sólo como un deseo, sino que exhibe como ejemplo una gestión de Gobierno en Carabobo que se enfocó mucho en esto, redes de agua potable y aguas negras, redes de electricidad, programas de sustitución de ranchos por vivienda con autogestión vecinal, mantenimiento de aéreas verdes, construcción de parques de envergadura, construcción de calles de concreto.  Ese proyecto intentó llevarse al país en 1998, sin embargo, la decisión de los venezolanos en ese momento alejaron esa posibilidad y hoy solo es parte del recuerdo de algunos carabobeños.

Visitaba hace poco a una familia en la ciudad de Caracas, fui recibido con la advertencia de que no usara el baño, "no uses el baño, ni comas mucho, no hay agua solo bajaremos la poceta al final del día, no podemos bañarnos ni lavar platos, el agua se fue el martes y llegará el domingo". Esto era en la capital de Venezuela, en una zona urbana, en una urbanización construida para que sus habitantes se sintieran con calidad de vida. Pero el rancho renació y aunque las paredes son de concreto y la avenida cuenta con vigilancia, las casas tienen las pocetas sucias, sus habitantes se bañan un día sí y otro no, para administrar el tanque o el barril de agua que tienen como respaldo. 

Esta historia no es la particularidad de una zona específica de Caracas. Un amigo que trabaja mucho y se esfuerza en intentar que su familia se sienta bien, alquiló un apartamento en una buena zona de Caracas, allí los alquileres se pagan en dólares, en cientos de dólares, pero hace poco en su ascensor publicaron un cartel de racionamiento de agua todos los días, sólo tendrán agua de 6 a 8 de la mañana, de 12 del mediodía a 2 de la tarde y de 6 de la noche a 8. Los pisos son de mármol, las ventanas panorámicas pero la marginalidad se anuncia en el ascensor.

A mí en Valencia, aunque me llega el agua todos los días, me llega con olor a excremento, ya he escrito sobre ello en otras oportunidades, la luz también me llega solo que de vez en vez, por ejemplo el domingo de la semana pasada solo tuve luz de 4AM a 12 del mediodía. De forma permanente nos cortan la luz de forma "programada" con cortes anunciados de 4 horas pero que llegan aveces hasta ente 18 y 24 horas. Nuestra forma de vivir tiene que adecuarse como si viviéramos en chozas de concreto, como si la electricidad fuera un lujo y el problema eléctrico fuera culpa nuestra y no de los ladrones que dicen gobernar.

Pero no estamos al margen solo en nuestras viviendas, los hospitales no los nombré porque ya lo saben, pero en las clínicas, ese servicio pago, eres tratado como si un favor pidieras y aparte de todo lo que pagas en seguro o por el servicio, te piden llevar medicamentos, implementos y hasta el papel del baño. Mi esposa dio a luz en una clínica en Caracas, y parte de lo que tuve que llevar ni una sabana para arropar querían darle, mi justa protesta hizo recapacitar a quien debía facilitar el servicio, pero el rancho ha penetrado hasta a aquellos que se lucran por servir.

Lamentablemente, hemos permitido que la marginalidad sea nuestra forma de vida. Estamos al margen con el modelo político vigente, de la democracia y la civilidad, estamos al margen de la vida con tanto delincuente gobernando y haciendo suyas nuestras calles, estamos al margen de la dignidad haciendo colas y permitiendo que nos marquen como si fuéramos ganado, estamos al margen de la libertad permitiendo que un colombiano nos trate como esclavos.

Antes de escribir esto veía a mi hijo sonreír, en medio de todo esto él no imagina lo que sucede, pero ni él, ni tú, ni yo, merecemos vivir en medio de la marginalidad en la que estos degenerados nos quieren condenar para siempre. 

Julio César Rivas

@JULIOCESARRIVAS

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