El Negocio Humanitario
Un palacete majestuoso enclaustrado en el área más exclusiva de Miami, servía para punto de encuentro de cientos de personajes poderosos de la esfera global. En estas reuniones participaban Hillary Clinton, Barack Obama, Jeb Bush, entre otros tantos. El anfitrión, era un venezolano, su nombre: Claudio.
Claudio había forjado posición en las élites, su casa servía para levantar recursos y era en si mismo el lugar predilecto del lobby político. La piscina infinita en Start Island, prometía horizontes jugosos, buenas sumas para los políticos, favores en el futuro para los generosos. Y con esos favores, con la confianza de inversionistas y el contrato humanitario del Gobierno de EEUU, Claudio conformo una empresa llamada Innovidia, está ejecutaría un millonario presupuesto para construir casas en Haití. Pero las casas no se construyeron, los haitianos nunca las vieron, la empresa se declaró en quiebra, así que no hubo ni casas, ni dinero.
¿Que pasó con el dinero? Demandado por los inversionistas (un hombre poderoso no caería por las demandas del pueblo haitiano), Claudio fue llevado al banquillo en el año 2013, se declaró culpable de fraude, al ser consultado sobre los motivos, dijo que su estilo de vida era muy caro, le costaba mantenerse en esa posición. Sí, es así, lo que un solo hombre gasta en regodearse con poderosos en su mansión playera, es el presupuesto para una nación sumida en la miseria. Hoy y varios años después de aquel episodio, la crisis en Haití se agudiza, evidentemente por intereses de élites que llevaron incluso a asesinar al presidente con la participación de foráneos, miles de haitianos buscan refugio, los rechazan y corretean, incluso a caballo. Pero en simultáneo los mismos países que los rechazan, piden más fondos, más recolectas humanitarias, "para el pobre pueblo haitiano".
Pero no es el único caso, donde mansion, ayuda humanitaria, venezolanos y poderosos, se unen como palabras para registrar historias vergonzosas. Ahora mismo, de forma simultánea se escriben varias de estas. De la generación BlackBerry (si no entienden en otro artículo se lo explico) conozco a varios que conformaron franquicias humanitarias, para hacerse de los fondos destinados por los contribuyentes americanos al fortalecimiento de la democracia, franquicias para estimular el voto, franquicias para formar jóvenes, franquicias para esto y franquicias para aquello, el presupuesto millonario y el estilo de vida de muchos de estos muchachos cambio de humilde a ricachones, pa' Miami, pa' Madrid pero en el tope, en la gala. Ahora con estos estilos de vida despampanante, la porción de la ayuda tiene que ser más grande para mantener el nivel de estos niños empoderados.
Mientras pueblos como el haitiano, el venezolano, el afgano, el sirio, transitan calamidades humanitarias, incluso compartiendo historias y solidaridad en refugios o en fronteras alrededor del mundo, los corruptos los usan como excusa para enriquecerse, corruptos de Venezuela, que utilizan fondos para acomodar a sus familias, corruptos en los organismos multilaterales que permiten que las crisis se acentúen para tener la excusa de presupuestos de emergencia y manejar los fondos a discreción.
Como venezolano me avergüenzo, de los que hacen de la crisis su negocio. Y como contribuyente de los EEUU, exigiré a los legisladores más transparencia en la ejecución de los fondos humanitarios. Es alarmante el último informe de auditoría sobre la ayuda humanitaria destinada a Venezuela, donde se asegura que sólo un 2% de los insumos enviados llegaron a los venezolanos, el resto paró en Angola o en botaderos de basura, por la carencia de mecanismos y personal humano para ejecutar los proyectos. Choca, con la imagen del delegado por el interino, qué pasó de ser el responsable de la ayuda humanitaria a ser el lamebotas del "dictador más cool del mundo" en El Salvador.
Lo cierto es, que para Venezuela, será mucho más efectivo y es mucho más urgente, que fondos destinados para una ayuda que no llega, se enfocará en equipamiento y entrenamiento militar para las fuerzas armadas en resistencia. Porque ni los conciertos, ni las cajitas del USAID, harán mella en nuestro verdadero problema, la dictadura de Nicolás Maduro.
Julio César Rivas
@JULIOCESARRIVAS
Claudio había forjado posición en las élites, su casa servía para levantar recursos y era en si mismo el lugar predilecto del lobby político. La piscina infinita en Start Island, prometía horizontes jugosos, buenas sumas para los políticos, favores en el futuro para los generosos. Y con esos favores, con la confianza de inversionistas y el contrato humanitario del Gobierno de EEUU, Claudio conformo una empresa llamada Innovidia, está ejecutaría un millonario presupuesto para construir casas en Haití. Pero las casas no se construyeron, los haitianos nunca las vieron, la empresa se declaró en quiebra, así que no hubo ni casas, ni dinero.
¿Que pasó con el dinero? Demandado por los inversionistas (un hombre poderoso no caería por las demandas del pueblo haitiano), Claudio fue llevado al banquillo en el año 2013, se declaró culpable de fraude, al ser consultado sobre los motivos, dijo que su estilo de vida era muy caro, le costaba mantenerse en esa posición. Sí, es así, lo que un solo hombre gasta en regodearse con poderosos en su mansión playera, es el presupuesto para una nación sumida en la miseria. Hoy y varios años después de aquel episodio, la crisis en Haití se agudiza, evidentemente por intereses de élites que llevaron incluso a asesinar al presidente con la participación de foráneos, miles de haitianos buscan refugio, los rechazan y corretean, incluso a caballo. Pero en simultáneo los mismos países que los rechazan, piden más fondos, más recolectas humanitarias, "para el pobre pueblo haitiano".
Pero no es el único caso, donde mansion, ayuda humanitaria, venezolanos y poderosos, se unen como palabras para registrar historias vergonzosas. Ahora mismo, de forma simultánea se escriben varias de estas. De la generación BlackBerry (si no entienden en otro artículo se lo explico) conozco a varios que conformaron franquicias humanitarias, para hacerse de los fondos destinados por los contribuyentes americanos al fortalecimiento de la democracia, franquicias para estimular el voto, franquicias para formar jóvenes, franquicias para esto y franquicias para aquello, el presupuesto millonario y el estilo de vida de muchos de estos muchachos cambio de humilde a ricachones, pa' Miami, pa' Madrid pero en el tope, en la gala. Ahora con estos estilos de vida despampanante, la porción de la ayuda tiene que ser más grande para mantener el nivel de estos niños empoderados.
Mientras pueblos como el haitiano, el venezolano, el afgano, el sirio, transitan calamidades humanitarias, incluso compartiendo historias y solidaridad en refugios o en fronteras alrededor del mundo, los corruptos los usan como excusa para enriquecerse, corruptos de Venezuela, que utilizan fondos para acomodar a sus familias, corruptos en los organismos multilaterales que permiten que las crisis se acentúen para tener la excusa de presupuestos de emergencia y manejar los fondos a discreción.
Como venezolano me avergüenzo, de los que hacen de la crisis su negocio. Y como contribuyente de los EEUU, exigiré a los legisladores más transparencia en la ejecución de los fondos humanitarios. Es alarmante el último informe de auditoría sobre la ayuda humanitaria destinada a Venezuela, donde se asegura que sólo un 2% de los insumos enviados llegaron a los venezolanos, el resto paró en Angola o en botaderos de basura, por la carencia de mecanismos y personal humano para ejecutar los proyectos. Choca, con la imagen del delegado por el interino, qué pasó de ser el responsable de la ayuda humanitaria a ser el lamebotas del "dictador más cool del mundo" en El Salvador.
Lo cierto es, que para Venezuela, será mucho más efectivo y es mucho más urgente, que fondos destinados para una ayuda que no llega, se enfocará en equipamiento y entrenamiento militar para las fuerzas armadas en resistencia. Porque ni los conciertos, ni las cajitas del USAID, harán mella en nuestro verdadero problema, la dictadura de Nicolás Maduro.
Julio César Rivas
@JULIOCESARRIVAS
Comentarios