La Democracia Aparente

 Esta semana los gobiernos de los países del continente americano elevaban las voces y afinaban sus discursos por la farsa electoral que el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega impuso en su país. Luego de apresar a todos sus adversarios, llevó a cabo un show, para auto confirmarse electo por otro período más.

Peru sorprendió al desconocer las elecciones, pero no fue el único país gobernado por comunistas en hacerlo, tal parece la dictadura de Ortega, y su ola represiva no ha respetado los intereses del socialismo internacional. Varios países vecinos en Centro America también calificaron de farsa las elecciones, tal es el caso de El Salvador, que en voz del autoproclamado dictador (más cool) Nayik Bukele rechazo la acción de Ortega para perpetuarse en el poder. Todos estos en la OEA votaron en mayoría para desconocer la simulación de elección que ocurrió en Nicaragua.

¿Y ahora que? Sin duda el pueblo de Nicaragua sufre una brutal dictadura que ha asesinado a jóvenes, perseguido a la oposición, neutralizado a líderes oponentes e impuesto el terror para someter a la población. En contraparte, el sistema interamericano, sólo ha hecho frente con resoluciones, memorándum y sanciones, receta que ha fracasado por largo tiempo en el genesis de este modelo tiránico, la dictadura castrista en Cuba y en su engendro, la dictadura chavista en Venezuela.

¿Hay referencia moral para enfrentar y contraponerse a estos sistemas dictatoriales? A estas alturas, la democracia en buena parte del continente es una mera apariencia. Podemos comenzar con el ejemplo de El Salvador, un caudillo aprovechado de la popularidad y gobernando con cámaras y gerentes de redes sociales, está consolidando su poder eliminando la independencia de las instituciones, cambiando el marco legal para extender su mandato y excusándose en una supuesta injerencia extranjera para limitar la acción de las organizaciones de la sociedad civil. Vaya ironía que denuncie injerencia cuando su gabinete real es una camada de venezolanos que son los que mandan en absolutamente todas las ramas del ejecutivo. Eso no es democracia. 

A Bukele lo critica y sanciona el gobierno de EEUU, la administración Biden, el mismo que recién electo amenazo con usar la mayoría parlamentaria para ampliar el número de magistrados de la suprema corte y tener margen de influencia en el poder judicial. Este mismo gobierno es el que pide libertad de prensa en Nicaragua, Cuba y Venezuela, pero usa al FBI para perseguir a los periodistas críticos, tal es el caso de James O Keefe's, quien fue esposado en su apartamento de New York, mientras los agentes se llevaban sus equipos usados para el trabajo periodístico. James no ha sido el único blanco de la persecución en esta administración en EEUU, Biden también  ordenó al FBI investigar y judicializar a los padres que cuestionen políticas de vacunación o la ideología de género en las asambleas escolares, ha dicho que estos padres son potenciales terroristas domésticos. ¿Es está la referencia de democracia?

Siendo así, y tratando de mirar más lejos, vemos cómo apalean a abuelas en Australia por no ponerse la máscara, o como policías a caballos en Canadá golpean y se abalanzan con palos sobre manifestantes que se oponen a que los inyecten con sustancias de forma obligatoria. Eso tampoco es democracia, porque vulnera la libertad. 

La democracia es hoy solo una apariencia, y las consecuencias que derivan de la tiranía, la corrupción, la dictadura y el abuso de poder, no las vamos neutralizar trabajando para aparentar. La acción para volver a ser libres requería de un auténtico movimiento cilvil, que traspase fronteras y haga estremecer a los que pretenden imponernos la vida en sometimiento y simulación.

Julio César Rivas
@JULIOCESARRIVAS


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