Hay Hambre


(Opinión)

Cuando hablamos de hambre podemos decir que significa necesidad o ganas de comer, sin embargo, hoy me refiero al hambre que pasa buena parte del país. Es, entonces, cuando la definición acertada significa: “Escasez generalizada de alimentos básicos que padece una población de forma intensa y prolongada”.

Visitaba hace poco la Universidad de Carabobo, allí Iván Uzcategui, quien preside la FCU, me explicaba cómo el comedor universitario que antes solo era visitado por estudiantes, hoy es la fuente de alimentos de estudiantes, profesores, empleados, obreros e incluso de habitantes de invasiones cercanas a la universidad, quienes acuden a este espacio para intentar nutrirse de alguna forma. La cola es larga y la comida no alcanza para todos, buena parte de aquellos que hacen fila se quedan sin comer, eso sí, no lo dejarán de intentar nuevamente.

Ramón Bravo es quien tiene la responsabilidad de administrar este comedor, no sólo tiene que lidiar con la masiva demanda, lo altos costos, la escasez, la coordinación perfecta para servir a tiempo 3.500 desayunos, 5.000 almuerzos y 3.500 refrigerios, sino también debe realizar la compra exacta de lo que se servirá cada día, no puede tener nada almacenado, lo que llega se cocina de inmediato y las medidas de seguridad que se aplican son tal cual una bóveda de valores, de lo contrario los productos crudos pueden parar en la casa de aquellos que día a día trabajan para alimentar a miles, pero en su hogar la nevera está vacía y el hambre vigente.

No solo quiero referirme a la experiencia de la universidad, hace unos días conversaba con los representantes de unos estudiantes de educación básica, me comentaban que desde hace varios años ya era difícil pagar el ticket de supermercado pero se ayudaban enviando los niños a la escuela, allí los programas de alimentación escolar reducían la carga sobre los gastos alimenticios, los niños desayunaban y almorzaban en la escuela, los padres resolvían con una bala fría. Ahora, después de tanto saqueo de los corruptos contratistas que viven de la miseria de los demás, este programa ha ido poco a poco desapareciendo. Muchos niños ya no comen y ahora tampoco van a la escuela, el hambre ha aumentado la deserción escolar.

Y no todo queda en niños, estudiantes, escuelas o universidades, todos sabemos lo contaminado que esta el Lago de Valencia, su color verde tóxico, el olor nauseabundo y las muestras químicas indican que sus niveles de contaminación son excesivamente elevados, no hay nada en ese lago que sea apto para el consumo humano. Sin embargo, hoy de camino a Güigüe observaba cómo los pobladores que habitan a las orillas del lago, realizaban jornadas de pesca y exhibían a orillas de carretera unas “cachamas” frescas. ¿Cuánto cuesta? Pregunté. "500Bsf la cuerda", me respondió atento un humilde vendedor. La cuerda contenía 3 pescados que quizás si eran cachamas, pero unas cachamas mutantes.

El hambre desespera y este país en colapso vigente no tiene cómo saciarla, el comunismo depravado de estos delincuentes que se dicen Gobierno, acabó con nuestra producción nacional, expropiando, controlando precios, nacionalizando plantas, ocupando tierras y subsidiando alimentos del extranjero. En Venezuela no hay cómo hacer un pabellón criollo con productos hechos en el país.

Las madres se desgastan en filas kilométricas para conseguir un kilo de algo, y aunque físicamente a muchos venezolanos se les nota la pancita, dentro de ella hay hambre oculta, nuestra dieta es masa, arroz, pasta o pan con sabor a cualquier cosa, ya no es un bisteck para cada uno, ahora es una untada de carne que le de sabor a los carbohidratos que te engañan la barriga. Bendito son los venezolanos que aún desayunan, almuerzan y cenan, ya son muchos los que sólo pueden comer 2 veces al día y aquellos que sólo comen una vez al día se empiezan a sentir.

Protestas como las de hace pocos días en el estado Vargas, son muestras de que lo que digo, lo hago con responsabilidad. El hambre no juega y el reclamo se hace sentir. Este país necesita un cambio urgente, si Nicolás y su pandilla de incompetentes cierran las válvulas democráticas, los vidrios se pueden romper, la sociedad puede sobrepasar los tiempos constitucionales y una situación como esa no la controla nadie, como a nadie le conviene.

Por tanto, el esfuerzo que hacemos aquellos que tenemos responsabilidades de representación, se enfoca en lograr revocar a Maduro para iniciar una transición que dé respuesta a este pueblo que tiene hambre y sed de cambio.

Julio César Rivas

@JULIOCESARRIVAS
http://juliocesarrivas.blogspot.com

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