Eterno Borracho

El aire se pone caliente, mientras la oscuridad de la noche junto a las calles solitarias, conforman el único paisaje que adorna en mis ventanales. En mi mente, el recuerdo de tu imagen como silueta borrosa me acompaña en silencio.

Y aquí tirado en mi cama y arropado por el calor, hago el intento una vez más de llamarte con mis palabras. Es difícil con teclas tan pequeñas, expresar los detalles en un pequeño borrador.

Pero están aquí, en la cabeza embriagada de este humilde bebedor, que ahora tiene como excusa solo poder encontrarte cuando la sobriedad ya no existe.

Cuando creemos que nadie nos ve, cuando los prejuicios desaparecen, cuando el miedo se esconde, cuando las excusas se fugan, allí nos encontramos.

En la función de teatro o luego de una fiesta a la mejicana, allí nos encontramos. Y es posible sentirte mia, enamorarme por minutos, renovar la esperanza y sentir que te he podido conquistar.

Te puedo besar con pasión, te puedo cargar, te puedo mirar a los ojos; incluso logro cuidarte, a pesar de que el alcohol es lo único que recorre mis venas.

Pero el buen momento no se extiende en tiempo, por poco pudiera confundirse con un sueño. Lo distinto es que la resaca me indica que viví, que pude tenerte cerca y que te volví a perder.

Tomo mi vaso, elevo el hombro y sigo bebiendo. Es el precio para poder verte, es la magia que origina que aparezcas, es el estado que me permite ponerle un nombre a mis sentimientos.

Quisiera ser un eterno borracho y fijar las 5 letras de tu apodo, junto a las 5 que conforman mi nombre. Quisiera ser un borracho! para que esos momentos que me hacen feliz, dejen de ser pasajeros.

Quisiera ser un eterno borracho, con la posibilidad de gritarte: ¡Te Amo!, antes de que desmayes.

Julio César Rivas
Enviado desde mi BlackBerry de Movistar

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