La AN no es un canal de TV

(Opinión)

Altos y bajos hemos vivido en estos 17 años, en algunos momentos hemos estado en medio de históricas manifestaciones de descontento, que nos elevan la esperanza y nos hace sentir cerca del desenlace, en otras ocasiones nosotros mismos nos comportamos como espectadores, esperando que pase algo y enfocando nuestra acción en sintonizar, depositando toda la fe en lo que pasara, en lo que otros harán para lograr ser libres definitivamente.

Cuando Globovisión cambio de dueños y de línea editorial,  caía con el canal la ultima ventana de televisión abierta que permitía a muchos drenar o aumentar sus rabias, una especie de terapia que me cuesta calificar. También se cerraba el escenario para muchos dirigentes que creían que la política se trataba solo de ser buenos en la TV. Ya no bastaba con contratar satélites, tener amigos en la producción de los programas o ser eficientes en la convocatoria de periodistas, se tendría que hacer mucho más para poder generar noticias, tus hechos tendrían que ser inocultables.

Lo viví en la huelga que realice el año pasado por los presos políticos, era ya mi 5ta huelga y en esta no contaba con la poderosa herramienta comunicacional que contamos en las anteriores para transmitir nuestras razones y peticiones. Anteriormente podía emitir partes de huelga tres veces al día en casi todos los canales en señal en vivo, en esta tenía que utilizar celulares para transmitir vía Skype en señales internacionales, el impacto era lento y la presión generada leve, la apuesta llevo a que batiéramos record de días y con ellos afecciones a nuestra salud, por un número menor de compañeros liberados por la acción.

Pero esto en sí, aunque dificultaba la difusión, también obligaba a ser más contundentes y aumentar los esfuerzos para que todos supieran porque se protestaba sin que pudiera ocultarse, fue en 2014 con la censura y la autocensura más intensa de las ultimas 2 décadas, que la acción simultánea de cientos de miles, se hizo visible. El país descontento no tenia canales nacionales que mostraran la protesta, pero el mundo la vio, fue evidente.  Y ese mismo esfuerzo tuvo que ser ejercido por centenares de candidatos en 2015, que competían contra todo el poder de los medios y del estado, sus voces quedaron roncas y los zapatos desgastados, pero lograron con su mensaje directo, sortear la censura y ganar la confianza y el voto mayoritario de los ciudadanos descontentos que aspiraban cambio.

Los venezolanos no siempre han sido espectadores, en la mayoría de los momentos históricos han sido los grandes protagonistas. Pero hoy escribo porque me preocupa, que con la nueva mayoría en la AN, creamos que tenemos de nuevo el deber de ver y no de hacer. Las sesiones de la Asamblea Nacional se han convertido en el nuevo Prime Time de las televisoras, enfocamos esperanza en cada sesión ordinaria. Muchos dirigentes, diputados o no, ven y acuden al parlamento como un trampolín para ganar televidentes. Mientras otros tantos culpan de sus rabias, alegrías, males o beneficios a todo lo que allí sucede.

Los diputados de la AN  reflejan la nueva realidad, tienen una tarea difícil sobre sus hombros con el compromiso de cumplir con las expectativas de quienes los han electo, su responsabilidades de legislar, controlar y denunciar, se han visto entorpecidas por los golpes a la constitución propinados por un tsj sumiso a los designios de Nicolas y su pandilla. Sin embargo, no se puede menospreciar los esfuerzos en distintos ámbitos enmarcados en sus competencias, que desde la AN se han adelantado. Denunciando masacre de Tumeremo, casos de narcotráfico, emergencia de salud, crisis del agua. Legislando sobre amnistía, propiedad de viviendas, producción, transparencia en la administración pública. Controlando citando a ministros, militares, gobernadores y fiscales, que han decidido escudarse en las faldas de jueces atrincherados en la ilegalidad.

En definitiva, dejemos que los diputados desarrollen su estrategia y cumplan con su deber, en honor a la confianza depositada en ellos el 6D. Nosotros, no convirtamos nuestra asamblea en un canal para drenar, sino más bien activemos de nuevo en función de seguir conquistando espacios y  cumplir con el deber de restablecer el orden constitucional. El cambio anhelado no se concretara con espectadores, lo vamos a lograr con gente dispuesta a asumir su cuota de responsabilidad. 

Dejemos de ver, vamos a hacer.

Julio César Rivas

@JULIOCESARRIVAS

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