El Arte de Percibir

Mujeres y hombres, compiten entre ellos por dominar la astucia, lo que pretende ser el arte de "saberlo hacer". Juegan cerca del fuego pretendiendo que con las llamas tan cerca no te preocupes por mirar. Sin duda es un juego de adrenalina, que transcurre en un hilo peligroso, eso les excita.

Pero a veces su confianza en sí mismos es su mayor debilidad, sobre todo cuando incluyen a más factores, usándolos como utileria, pareciera qué hay un nivel más de satisfacción, tener una mano en el fuego mientras la otra sostiene una cámara transmitiendo una nevada.

¿Pero qué hay de la utileria?

También son hombres y mujeres, en el juego de los otros, según ellos, son los que hacen papel de idiotas. "Cualquier cuento sirve", "todo esto es exclusivo para ti". ¿Pero son en realidad idiotas?

En todos los placeres de la vida, saber percibir debe ser el mejor don, transformarlo en herramienta hace que aprecies todo con mayor intensidad, el vino, la carne y como no, el placer sexual.

Los primeros juegan su juego, menospreciando el poder de percibir de aquellos que consideran idiotas. Pero estos que han percibido todo, tienen la oportunidad de elevar el escenario y convertir a los iniciantes en el papel que los consideraban.

Siendo así, más allá de la venganza típica, de tres gritos que destruyan todo lo que existe aparte de sus juegos. Se abre la oportunidad de aprovechar el escenario que construyeron, vivir propia aventura en condición favorable y con desprendimiento, explorar sensaciones que habías limitado cumpliendo tu papel.

Labio por labio, cuerpo por cuerpo, traición por traición.

Julio César Rivas