Cicatrices

 Esta vivo el recuerdo de mi primera cicatriz, en aquella plazoleta de Macuto, acariciada por el mar, me eleve sobre un puente, desde allí, creyendo en mis superpoderes me lancé al vacío, mi rostro se bañó en sangre y encontré la oscuridad. 

Minutos después, abrí los ojos, aún la sangre fluía desde entre mis ojos, mi frente estaba abierta, volví a desmayar. Al recuperar conciencia de nuevo, una imagen hizo espabilarme, varios doctores a mi alrededor, uno de ellos con una aguja, tan ancha como una cabilla, intentaban cocer mi frente, nunca grité tan duro, aquel escándalo funcionó, aunque no era lo recomendado, unieron la carne separada con puntos adhesivos. Hoy, 30 años después la marca de aquel suceso sigue en el medio de mis cejas, se les suman unas más pequeñas, producto de fruncir todos estos años.

Pero no sólo en mi frente hay cicatrices, mi cráneo, brazos, manos, todos tienen marcas. Algunas por accidente, otras por batalla y claro, unas cuantas por indisciplinado. Pero todas ellas tienen una historia, que recuerdo cada vez que las veo. Son mi lección y cuentan como parte de mi vida. 

Por eso aprecio ver tus cicatrices, descubrirlas cuando las escondes, indagar en aquello que guarda parte de tu esencia. No me atrae sólo verlas, muero por recorrerlas y entender su historia, recorrer cada trazo con caricias, mientras tu voz revive los momentos que le dan vida a tus marcas. 

Y sí, aunque la perfección divina (no me refiero a lo rica que estás, hablo de lo que Dios hizo de ti) es tu característica. Esa sonrisa que adorna tu mirada, las boobies (de las que algunas veces te sientes insegura), la hendidura que nos vuelve locos, los pompis que sirven de agarradero, tus dedos, tus pies, todo ello, no sería nada sin tus marcas. Por eso, no te asustes cuando las recorra una por una.

Cicatrices, aún recuerdo la última, tan vivo como la primera. Puedo contarte cada historia, mientras intercalamos la narrativa. Una a una, tuyas y mías, hasta que cada marca quede enrojecida  entre roce, besos y caricias.

Julio César Rivas 

(Foto Cortesía MAXIN by @sophiemayanne)

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